LA CRUZ DEL CONDOR
Cóndor es una hermosa palabra que nombra a un hermoso pájaro. Huraño y misterioso, el volador más imponente de los aires del planeta tiene sus refugios en la Cordillera de los Andes y es muy difícil alcanzar a verlo de cerca.
Sin embargo, hay un lugar en el sur peruano donde, con algo de fortuna, es posible llegar a contemplarlo volando unos metros por encima de nuestras cabezas: el cañón del río Colca. Unos sesenta kilómetros al oeste de la ciudad de Chivay, que a su vez se encuentra a unos ciento sesenta kilómetros al norte de Arequipa, la Cruz del Cóndor es un mirador sobre uno de los precipicios más hondos de la Tierra.
Y allí forman sus nidos, en las paredes de los acantilados, los grandes carroñeros andinos. Con la alborada, emprenden vuelo camino del Pacífico, unos cien kilómetros a tiro de piedra desde el Colca, y allí se sacian comiendo placenta de focas y de leones marinos.
Regresan al atardecer, planeando sobre las corrientes de aire, para traer comida a sus crías, cuando las tienen, y reponer fuerzas para la siguiente jornada. Los turistas medioambientales los esperan a la salida del día y a la caída de la tarde, anhelantes de lograr la milagrosa fotografía de uno de los animales más esquivos del planeta.
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